Hay desayunos que te cambian el día. Que te hacen sentir que el fin de semana ha llegado, aunque sea miércoles. Que te hacen olvidar la prisa, el café con tostada y el cruasán de bolsa. Los gofres belgas, crujientes por fuera y tiernos por dentro, son uno de esos caprichos que, cuando los haces en casa, se convierten en una celebración . Y si los sirves con una salsa de chocolate negro y unos hilos de chocolate blanco por encima, prepárate para los aplausos. En casa tenemos una gofrera que solo ve la luz cuando hay tiempo de verdad . No de ese “tiempo libre” en el que contestas correos con una mano y remueves una sopa con la otra. Me refiero al tiempo sin obligaciones. El día que hago gofres suele ser sábado o festivo. Y si tengo visitas, no hay mejor forma de recibirlas que con un plato lleno de gofres recién hechos y una jarra de chocolate caliente . Suscríbete a Cocina Fácil y accede por 1€/mes a todo el contenido exclusivo de la web. No te pierdas todas las novedades que tenemos para ti. La receta de hoy es s encilla, infalible y tan golosa como elegante . Los gofres llevan una masa clásica, con un punto mantecoso y una textura esponjosa. Pero lo que los eleva es el remate: una crema de chocolate negro para bañar media superficie y un detalle de chocolate blanco que decora y da contraste. Es de esos dulces que se ven tan bonitos que te hacen sentir como si estuvieras en una pastelería de Bruselas. La magia de estos gofres está en su contraste, la masa es suave, pero tiene una costra dorada que cruje al morder. El chocolate negro aporta intensidad, y el blanco añade dulzor y un efecto visual que los convierte en irresistibles. Y si te animas, puedes servirlos con frutas frescas, helado, nata montada o incluso un toque de ralladura de naranja para darles frescura. Lo mejor de todo es que puedes adaptar la receta según el momento o lo que tengas por casa . ¿Que no tienes chocolate blanco? No pasa nada: espolvorea azúcar glas por encima o añade unas almendras picadas. ¿Qué prefieres algo más fresco? Acompáñalos con frambuesas o fresas cortadas. Incluso puedes hacer una versión más ligera usando leche vegetal y menos mantequilla, aunque ya te adelanto que esta receta, tal y como está, es una maravilla. Y si buscas una idea para un brunch especial o una merienda con niños, no hay mejor plan que montar una “barra de gofres” en casa . Pones los gofres recién hechos en un plato grande, varios toppings (salsas, frutas, frutos secos, nata…) y que cada uno se monte el suyo. Es divertido, fácil y deja momentos memorables. En definitiva, estos gofres belgas son mucho más que un desayuno, son una excusa para reunirse, un pequeño lujo que se puede preparar sin complicaciones y una forma deliciosa de empezar el día con una sonrisa. Y lo mejor de todo: no necesitas pasaporte para viajar hasta Bélgica. Solo una gofrera, un poco de chocolate… y ganas de disfrutar.